viernes, enero 19, 2007


DEJA VÚ y EL Norte.

Curioso. No nos resistimos a ir de nuevo al cine y volvimos a ir solos. Deja Vù fue la opción mas decente que encontramos en las salas de cine de Monterrey. Según lo que se vio en el registro electrocardiográfico, Ana Paula no llegara antes de este martes, por lo que seguirá gozando de la tibieza de Elena.

El viaje de carretera fue agradable. El camino solo, lleno de neblina. Apenas si pasaban carros del sentido contrario y pudimos estar rebasando sin preocupaciones. En China alcanzamos una patrulla federal, baje la velocidad y la seguimos como 20 km. No quería perderla de vista, pero se perdió en la neblina y no supe si se escondió para agarrarme mas adelante por rebasar los 80 km por hora. Como esperaba que me saliera de cualquier curva, bajadita o matorral para detenerme, y como a estas alturas del embarazo uno ya no esta para hacer un gasto extra tuve precauciones hasta el momento que le subí a 120 km, al fin que tan solo serían como 200 pesos por la multa de alta velocidad, si la pagaba antes de 15 días. Como me conozco se que no la pagaría, solo que lo hiciera Elena por mi.

Llegamos a la consulta una hora tarde. Como le recomendó la doctora, Elena había comido una hora antes cuando íbamos entre China y Ramones. A pesar de eso, Ana Paula apenas si se movía en el registro por lo que fue necesario que se comiera el chocolate Herseys que compramos en el camino. Como era mucho le ayude con la mitad.

La nena reacciono de inmediato y comenzó a moverse. Elena decía que ya iba a salir porque sentía un dolor distinto en la vagina. Como le dije que el chocolate también había echo que se moviera el pedo atorado que tenia desde el día que me dijo que estaba embarazada y que también estaba a punto de salirse, comenzó a reírse contrayendo su pelvis intensamente y el tocodinamómetro aparato registro sus movimientos anunciándolos con un sonido grotesco. A pesar de que reí también con el chiste, una angustia se fue apoderando de mi al pensar que el registro de las contracciones de la pelvis de Elena iban a dar la lectura falsa de que Ana Paula estaba a punto de salir. Por suerte no fue así y al final nos dijeron que regresáramos el lunes y que siguiéramos pendientes de los movimientos de la beba, que caminara Elena como media hora al día, que vigilara que no se presentara un desecho inusual, y caso contrario, llamáramos al teléfono de emergencia.

Como papá responsable, incluyente, participativo y preocupado, estuve acompañando a Elena por segunda vez en un registro como este. Uno no hace nada distinto a estar acompañando. El aparato reproduce la belleza de los latidos de Ana Paula. 130 pulsaciones. 140, vuelve a 130. Después brinca a 150 o 160. Uno debe de preocuparse si baja de 120. Varias veces estuvo en esa frecuencia y llegó a marcar 119, pero era solo segundos. Como no quise preocupar a Elena confié en que la Doctora nos diría de inmediato se algo estaba mal al momento en que revisara las marcas en unas hojas alargadas como las hojas de impresoras de puntos, pero delgadas.

Como uno no hace nada mas que el estar al pendiente me puse a leer El Norte para estar también al pendiente de lo que pasaba en Monterrey. La nota era que habían matado a dos policías en Santa Catarina en lo que parecía una ejecución estilo del narco. Pero eso no importo. La nota más impactante fue cuando leí al pie de página de una foto el nombre de Becerra, voltee a verla y lo reconocí, aunque con 7 años más. Había asaltado con un amigo a una señora en Guadalupe, amagándola con un cuchillo e hiriéndola en el cuello. Para su desgracia los pesco un transito porque la señora salio echando grito. Dijo que eran jardineros pero su apariencia de pandillero lo convirtió en sospechoso culpable. 27 años y su amigo 21.

Lo conocimos en Tierra y Libertad cuando fuimos a buscar quien sabia pintar para un concurso de pintura que estábamos organizando. Los chavos de allí nos dijeron que el becerra era bueno, nos llevaron a su casa y tocamos la puerta. Salio con desconfianza. Solo le bajo un poco a la guardia cuando le dijimos lo que estábamos haciendo. No tenía camisa y estaba tatuado. 20 años. Pinto un cuadro sencillo. Bien dibujado pero con la sencillez que demostraban sus carencias en esta vida.

Tenía un hijo con el que lo retrato Magda. Una vez me lo encontré de madrugada afuera del Partenon, la cantina de 24 horas de Monterrey. (dicen que ya no existe, pero yo creo que eso es una leyenda urbana y que no ha desaparecido o de perdis mutuo a algo parecido) me saludo diciéndome que lo que se me ofreciera podía contar con el. Que triste que en estos momentos el no pueda contar conmigo. Que triste que no haya podido contar con nadie.

Ví la nota y solo exclamo “que gacho”. Se la pase a Elena para que la viera. Cosa curiosa. Apenas si compro el periódico. Y me paso un Deja Vù de nuevo. Viendo una pie de Foto de una nota hace como 4 años me entere del Golo. Igual me entere del Obis hace como 2 años. Que pequeño es el periódico. Tan pequeño como el mundo donde en cualquier pie de pagina te puedes encontrar a conocidos. O a apreciados conocidos como fue el Golo. Pero esa es otra historia que después podré contar.

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